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Al principio sólo existía la Energía
Positiva y negativa. Siempre opuestas pero irremediablemente juntas en una eterna contienda por tratar de superarse. Atrayéndose para luego repelerse.
Todo comienza con estás dos fuerzas. Poderosas, dantescas, ilimitadas enfrentándose, chocando...
Explotando
La explosión más grande inimaginable.
La onda se expandió infinitamente. Y cada uno de los restos de estas dos fuerzas fueron repartidas por todo el universo.
Chocando entre ellas constantemente. Siempre opuestas, hasta en su más ínfima parte.
Las dos fuerzas, tan poderosas en su creación fueron divididas en infinitas partes. Como en toda explosión quedan restos gigantes, grandes, medianos, pequeños y diminutos. La fuerza tanto de atracción como la fuerza de repelerse de cada resto, por supuesto, es completamente proporcional a su tamaño. Cada uno de estos restos es como un hijo de la explosión original. Cada uno de ellos tiene su origen en la energía positiva o en la negativa.
En algún momento los restos perdieron tanto poder, después de innumerables explosiones debido a la tracción de los distintos pedazos, que llegaron al punto de unirse creando objetos con algún grado de energía positiva y otro de energía negativa. Así nacen los elementos duales.
Poco a poco con ayuda de la suerte o las probabilidades, que siempre son infinitas, se crearon los mundos, las fuerzas naturales, los animales y al final los hombres.
Los hombres fueron de los últimos en nacer. Después de tantos años, ellos nacieron sin saber ya de sus orígenes. Y en base a cuestionarse comenzaron a llamar a las energías creadoras: Dioses.
Rápidamente el hombre entendió que siempre existió la eterna dualidad. El blanco o el negro, el bien o el mal, el día o la noche.
Incluso hoy, los hombres nos paseamos por el mundo en eterno conflicto. cargando sobre nuestros hombros los restos de ambas energías...
Positiva y negativa. Siempre opuestas pero irremediablemente juntas en una eterna contienda por tratar de superarse. Atrayéndose para luego repelerse.
Todo comienza con estás dos fuerzas. Poderosas, dantescas, ilimitadas enfrentándose, chocando...
Explotando
La explosión más grande inimaginable.
La onda se expandió infinitamente. Y cada uno de los restos de estas dos fuerzas fueron repartidas por todo el universo.
Chocando entre ellas constantemente. Siempre opuestas, hasta en su más ínfima parte.
Las dos fuerzas, tan poderosas en su creación fueron divididas en infinitas partes. Como en toda explosión quedan restos gigantes, grandes, medianos, pequeños y diminutos. La fuerza tanto de atracción como la fuerza de repelerse de cada resto, por supuesto, es completamente proporcional a su tamaño. Cada uno de estos restos es como un hijo de la explosión original. Cada uno de ellos tiene su origen en la energía positiva o en la negativa.
En algún momento los restos perdieron tanto poder, después de innumerables explosiones debido a la tracción de los distintos pedazos, que llegaron al punto de unirse creando objetos con algún grado de energía positiva y otro de energía negativa. Así nacen los elementos duales.
Poco a poco con ayuda de la suerte o las probabilidades, que siempre son infinitas, se crearon los mundos, las fuerzas naturales, los animales y al final los hombres.
Los hombres fueron de los últimos en nacer. Después de tantos años, ellos nacieron sin saber ya de sus orígenes. Y en base a cuestionarse comenzaron a llamar a las energías creadoras: Dioses.
Rápidamente el hombre entendió que siempre existió la eterna dualidad. El blanco o el negro, el bien o el mal, el día o la noche.
Incluso hoy, los hombres nos paseamos por el mundo en eterno conflicto. cargando sobre nuestros hombros los restos de ambas energías...